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Desde el principio del tiempo, Dios ha deseado una
Especial,
Intima,
Personal
Cara a cara,
Individual
Relación con la humanidad.

Cada tarde Dios mismo caminaba y hablaba con Adán y Eva en el Jardín del Edén – hasta que el PECADO de Adán y Eva los separó. El pecado creyó un abismo entre Dios y la humanidad. Pero Dios supo que esto pasaría, y puso en movimiento un plan para traer salvación a la humanidad.

Mientras tanto, Dios dio instrucciones por un tabernáculo – una tienda portátil – que sirvió como un lugar donde Dios pudo reunirse con su pueblo. La gente fue requerido a traer sacrificios por su pecado, y Dios remitiría los pecados por un año. Dios reuniría con solo un hombre al año, el sumo sacerdote.

Salomón, y luego el Rey Herodes construyeron templos donde pudieron adorar a Dios. Todavía, Dios vio sus sacrificios y ofrendas, pero no tenía la relación personal que deseaba.

Entonces, Dios se hizo en humano, el hombre nombrado JESUS. Por 33 años, vivía entre nosotros – un hombre perfecta, sin pecado. Ahora vivía “con nosotros,” pero no “adentro” de nosotros. Cuando él murió en la cruz, su sacrificio perfecto pagó por todos los pecados del mundo. El había construido un puente para cruzar el abismo creado por el pecado. Ahora, la humanidad puede recibir perdón por los pecados. Jesús fue enterrado, resucitó, y algunos días después, ascendió al cielo de vuelta.

Cincuenta días después al día de Pentecostés, Dios derramó su espíritu en los 120 creyentes esperando en el aposento alto en Jerusalén. Ahora, Dios mismo podía vivir dentro del hombre y estar en comunión con él –

En cualquier momento,
En cualquier lugar,
Sobre cualquier cosa,
¡Y con cualquier persona que lo invitara a entrar!

¿Dónde encontramos el plan de salvación
para la iglesia del Nuevo Testamento?

1. Los Evangelios: La vida de Jesús

Los cuatro primeros libros llamado los “evangelios” son la cuenta personal de cuatro hombres. En estos vemos:

  • El nacimiento de Jesús
  • Su ministerio y milagros
  • Su muerto, entierro y resurrección.

La iglesia no nace en estos libros.

2. Hechos

Este libro documenta el nacimiento de la iglesia el Día de Pentecostés. Diós derramó su Espíritu en los creyentes que estaban esperándolo. Después, predicaron el Evangelio al mundo, y por ellos todo el mundo oyó el evangelio.

3. Los epístolas

Estas son cartas escritos a los santos, o creyentes, en las iglesias que ya habían experimentado el plan de salvación.

Vamos a ver el libro de Hechos:

Capítulo 1 – Jesús dijo a los discípulos que esperaran en el aposento alto hasta la venida del Espíritu Santo.

Capítulo 2 – Aquí vemos la primera vez que Dios dio el Espíritu Santo a los 120 personas, incluso a María, la madre de Jesús. Pedro traté de explicar a la gente curiosa que había pasado. Empecé a predicar y explicó que habían crucificado el Mesías. Al oír esto, se entristecieron, y preguntaron a Pedro, ¿qué haremos? Pedro les dijo tres cosas:

1. Arrepentíos,
2. y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados;
3. y recibiréis el don del Espíritu Santo.
El mismo día, 3,000 más personas experimentaban este plan de salvación. Entonces el Evangelio se difundió a otros judíos, samaritanos, y a los gentiles.
Vamos a ver tres cuentas dados en el libro de Hechos que muestran este plan de salvación que experimentaba la iglesia en sus primeros días.

Nota en cada cuenta:
Como eran bautizados (negrita)
Que pasó cuando recibían el Espíritu Santo (negrita)

HECHOS 2
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

4 fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

***

37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

HECHOS 10

1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,

2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.

3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.

4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es,
Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.

5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.

***

44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.

45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?

48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

HECHOS 19

1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,

2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

¡Tú puedes tener tu propia experiencia de Pentecostés!
Pedro les dijo: Arrepentíos…
(Hechos 2:38)

Arrepentirse significa

  • Lamenter
  • Volverse atrás
  • Sentir remordimiento, pena
  • Rechazar el pecado y acercarse a Dios

Juan predicó arrepentimiento:

  • “…Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2).
  • “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” (Marcos 1:4).

Jesús predicó arrepentimiento:

  • “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).
  •  “Y que se predicase en su nombre [Jesús] el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones…” (Lucas 24:47).

Pedro predicó arrepentimiento:

  •  “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
  • Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19).
  • “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 San Pedro 3:9).

Pablo predicó arrepentimiento:

  •  “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;” (Hechos 17:30).

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados…”
(Hechos 2:38).

El bautismo es necesario por salvación:

  •  “El que creyere y fuere bautizado, será salvo…” (Marcos 16:16).
  •  “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva…” (1 Pedro 3:21).

El bautismo tiene que ser en el nombre de Jesucristo:

  •  “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
  • “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Colosenses 3:17).

Los discípulos bautizaban todos en el nombre de Jesucristo:

  •  “Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús” (Hechos 8:16).
  • Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días” (Hechos 10:48).
  • Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 19:5).
  •  “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).

Cuando eres bautizado en el nombre de Jesucristo,
Tus pecados son perdonados,
Lavados, y
¡Olvidados para siempre!

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados;
y recibiréis el don del Espíritu Santo
(Hechos 2:38).

El Espíritu Santo es para todos:

  • “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).

El Espíritu Santo es un parte necesario del plan de salvación:

  • “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). (Este refiere al bautismo en agua y bautismo del Espíritu Santo.)
  • “Pedro les dijo…y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
  • “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9).

Hablar con lenguas concuerde con recibir el Espíritu Santo:

  • Los apostoles y María la madre de Jesús: “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 1:13-14; 2:4).
  • Cornelio, sus parientes y amigos: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso… Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (Hechos 10:44, 46).
  • Los discípulos de Juan el Bautista: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hechos 19:6).
  • Paulo: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;” (1 Corintios 14:18).

En resumen,

La Biblia nos da 3 pasos a la salvación:

Arrepentirse
Bautizarse en el nombre de Jesucristo por el perdón de los pecados
Recibir el Espíritu Santo con la evidencia de hablarse en lenguas

El apóstol Paulo declaraba el evangelio:

“Además os declaro, hermanos, el evangelio… Que Cristo murió por nuestros pecados… y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día…” (1 Corintios 15: 1, 3, 4).

Experimentamos el evangelio cuando experimentamos el plan de salvación.

Jesús se murió;  Morimos en arrepentimiento
Jesús fue sepultado;  Somos “sepultados…por el bautismo”
Jesús resucitó;  Recibimos el Espíritu Santo y nueva vida

Cuando has experimentado el arrepentimiento, bautismo en el nombre de Jesucristo, y has recibido el Espíritu Santo, se nace de nuevo en la familia de Dios. Jesús ahora es tu padre, y tú eres su hijo.

Paulo escribía:

“…Como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas…” (II Corintios 6:16, 18).

¡Eres un HIJO DE DIOS!

 

Por Brenda Moore
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